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Iniciando el Camino.
Juan Hernández y su banda de blues
Bueno, hablar de alguien que ha estado tan cercano a mí es harto difícil, y éste es el caso de Juan Hernández Reyes a quien conozco desde hace más de veinte años, tiempo durante el cual hemos convivido y compartido, tantas experiencias musicales y personales; quizás sea como él me lo dijo en alguna ocasión: “Creo que nos conocemos de toda la vida”.
Juan Hernández me lo presentó Rogelio Gallegos, un día que lo llevó a mi casa... El siempre hablaba de su cuate “Juan el flautista”... Aquél mozalbete flacucho de camisa de cuadros y morral, la verdad no me impresionó con su interpretación Jethrotullesca, a pesar del entusiasmo de su fanático el “Roger” o “Matudo”. Y aunque pasaron meses sin que volviera a ver al flautista, siempre me mandaba saludar con el greñudo Rogelio. Puede decirse que me embarqué sólo (¿o sería el destino?).
Un día que andaba arreglando una licencia de funcionamiento para la carnicería de mi cuate Cristóbal, conocí al encargado de eventos culturales de la Delegación Gustavo A. Madero y le pregunté: -¿Cómo le hago para que un grupo toque en algún foro de la delegación?, -Pues aquí conmigo, me respondió aquel funcionario (nunca supe su nombre)... Total a los tres días ya estaba Juan Hernández debutando en el Teatro Mario Moreno “Cantinflas”, del bosque de San Juan de Aragón, con su grupo “Vuelo Libre”, alternando nada menos que con Javier Bátiz; lo chistoso es que el licenciado que le dio oportunidad a Juan, creía que yo tocaba la armónica con ellos... Aquella soleada mañana me presenté en ese lugar para corroborar la actuación, hice los arreglos necesarios pero me regresé inmediatamente... Rogelio cuya virtud es que, nunca puede dejar de mover su lengua, se encargó de informarme que el éxito de Juan fue contundente.
Por ese entonces yo comenzaba a escribir en la histórica revista Conecte, gracias a una oportunidad que me dio “La Bruja”, José Luis Pluma Trejo (por esos días lo acababan de nombrar director) y nuevamente llegó Rogelio: -“Dice Juan Hernández que te invita a una tocada” –“Sería bueno que les hicieras un reportaje”...
Ese domingo pasó por mí el baterista Alex Rosas, me llevó en su
camioneta combi, forrada como ataúd de muerto... Y llegamos a la discoteca “Fratelly” que estaba ubicada por Valle de Aragón, Edo. de México. Esa ocasión iban a alternar nuevamente con Javier Bátiz (tres domingos seguidos), total los conciertos fueron un rotundo fracaso por la falta de clientes, si acaso unos treinta por tocada.
Por cierto que, en el segundo domingo me aventé “la paloma” en la armónica, con tan mala fortuna que, la estuve tocando al revés.
Aún así, Juan me invitó a participar en su grupo y me programa-ron para el domingo siguiente, obviamente no fui porque sentí “la presión”; mi maestro de armónica Adrián Orozco Flores, ocupó mi lugar. Después me enteré que la gente aplaudía pensando que quien tocaba era Belén.
De todos modos escribí el primer artículo formal para el “Vuelo Libre”, donde aparezco como integrante del grupo pero la verdad, tardé mucho tiempo para formar parte de él... ¿Cuántas veces he escrito sobre Juan Hernández?, ni él ni yo nos acordamos...
El 5 de junio de 2001, me visitó y estuvimos hurgando en nuestros recuerdos allí en la “Meche´s Records”. -Juan te voy a entrevistar para mi libro. -Chale, pinche Meche me vas a hacer llorar...
-A ver Juan, ¿Desde cuándo te gusta el rock?...
-Tenía como doce años y escuchaba una estación de radio que tocaba rock hecho en México, allí escuchaba al Peace and Love, al Ritual y grupos así... Entonces vino el Festival de Avándaro y yo quería ir con mis hermanos pero, no me dejaron mis jefes... Ya después mis carnales Miguel, Roberto y José me llevaban a las tocadas al “Herradero”, al “Maya” y al “Chicago”.
-¿Te acuerdas dónde quedaban esos lugares?.
-Sí, todavía me acuerdo, el “Chicago” quedaba en Peralvillo, en Felipe Villanueva, el “Maya” en Pelícano por la Villa, el “Herradero” allá por Santa Martha, después fueron otros como el “Bangla Desh”... Así de ver tantos grupos buenos me emocioné y quise estudiar música, e igual mis jefes no me dejaron, pero me aferré...
Me puse a trabajar con mi padre en un torno y me metí a estudiar en la Escuela Superior de Música. -Recuerdo cuando mi papá me decía insistente: -“La música no te va a dejar nada, ¿pues qué pasó?”. -¿Cuántos años tenías?.
“-Tenía dieciséis. Nací el 11 de diciembre del 56, en Cantería 64, en la 20 de noviembre... Y no te creas que fue fácil para mí entrar a
la escuela, ya que se necesitaba mínimo secundaria y yo sólo tenía la primaria; así que hablé con el director de la escuela, él me aplicó un examen y como saqué buena calificación, me dio chance y me quedé.
Allí estuve tres años estudiando flauta., y durante ese tiempo conocí a varios músicos que también estudiaban en la Superior; como Julio Márquez que era el sax de “Arbol. Y al ver como tocaba me daba ánimo saber que yo también podía hacerlo...Y soñaba con llegar a tocar en los que llamaban, hoyos funkies.
En la escuela había un grupo que me dio chance de tocar la flauta.
...La primera pieza de rock que toqué en mi vida fue: “Colour my World” de Chicago.
Aún vivía con mi abuelita en la casa donde nací, luego me casé, me salí de la escuela, y me cambié al domicilio de mis papás, en la Valle de Guadalupe, en el Estado de México... En esta colonia conocí a Sergio Ramírez, a Moisés Nieves, y a Gustavo Palma; ellos también se metieron a estudiar música y formamos el grupo “Super Dazle”, cuyo nombre fue una ocurrencia del hermanito de Gustavo García, uno de nuestros “secres”, que según decían, tenía poderes ocultos, le escribimos varios nombres que nos gustaban y el señaló “Super Deslumbrante” con su dedito.
Así comenzamos a tocar, Sergio Ramírez en la batería, Gustavo Díaz Palma en la guitarra, Moisés Nieves en el bajo y yo cantaba y tocaba la flauta transversal.
Estuvimos ensayando como un año en la casa del baterista, pero cuando íbamos a tener nuestra primera presentación, el guitarrista se echó para atrás porque le dio miedo, entonces llamamos a Gus-tavo García, nuestro ayudante, para que tocara la guitarra...
Ensayamos de un día para otro, pero igualmente le dio pánico al recién llegado. Entonces yo tuve que tocar la guitarra, que sincera-mente no sabía ni como afinarla.
Debutamos en el Salón Cri-Cri; interpretando como cuatro o cinco rolas que yo me había fijado más o menos como eran, y así comen-cé con la guitarra.
Tocábamos covers: “Bouree” de Jethro , “El talón de Aquiles” del
Nuevo México, y otras que estaban de moda.
Sonábamos bien, porque teníamos una idea musical, o sea no era nada más improvisar como los músicos de ahora, que piensan que basta con agarrar una guitarra desafinada y tratar de darle al do; ya pueden lanzarse a la fama a grabar aunque no sepan.
En ese lugar conocí a Alejandro Rosas, a Carlos Matta, a Ama-ya LTD... A éste lo conocí todavía con sus calzones de manta, creo que acababa de llegar de Michoacán y trabajaba en una imprenta... En un principio tampoco sabía nada de publicidad, pero aprendió bien lo de la impresión y el canijo acabó haciendo muy buena propaganda para las tocadas.
Al año tronó el grupo, por el dinero y porque el baterista quería tocar jazz... Yo en ese tiempo desconocía que el jazz era bueno, además se me hacía muy difícil y complicado y, por otra parte, las aspiraciones musicales de mi compañero me dieron tanto temor que preferí hacerme a un lado”.
“...Una ocasión que no fue mi baterista, alguien me dijo: -Alejandro Rosas toca la batería, él vive aquí adelante... -Cámara, y mandé
por él, ya que llega el Alex en una bicicleta y que se sube a tocar muy valiente; desde allí nos hicimos amigos”.
-¿Había contratos?.
-Sí había, no era como ahora que nada más hay cinco organizadores, antes cualquiera te podía llevar a tocar a las escuelas o a un montón de lugares y, firmábamos un contratito aunque no muy formal; había mucho respeto, te hacían sentir importante... Cómo un artista. -¿Cómo era la paga?.
-Yo creo que buena, hasta podías comprar aparatos; ahora no te puedes comprar nada.
“El Alex Rosas fue quien me puso los primeros discos de Blues en mi vida, aunque ese ritmo yo ya lo había escuchado en el templo acuérdate que los cantos Godspel, es blues, aunque en otra intensidad. Por ejemplo: “San Luis Blues”, la cantábamos en el templo con otra letra, pero la música se me hizo familiar”.
-¿Toda tu vida has estado metido en el evangelismo?
-Sí, toda mi vida de joven... Pero, de a deveras, antes por el honor de decir: “Soy cristiano”, tenías que aguantar que te dieran de rocazos, ahora cualquiera se dice cristiano.
“Al escuchar el Blues, dije: -Esta es mi onda, Alex me prestó sus discos y sacaba fácil cinco o seis piezas al día.
Para ese entonces tenía que tocar la guitarra y dejar la flauta a un lado y, empezamos el proyecto del “Vuelo Libre”; nombre que eligió el Alex, él quería que “Free Flight”, yo nada más un día le comenté en inglés, nada; mejor que sea en español... Honestamente el nombre es de él, aunque sea en inglés.
El grupo llegó a tener bastante popularidad y creo que bien pagados, porque nos dábamos el lujo de comprar nuestras cositas, una buena guitarra, un buen aparato, y tocábamos en todos lados, gracias a esto conocimos a todos los músicos de ese tiempo.
Por otro lado, hice como unas ramificaciones con otros músicos... Con Amaya hicimos el Síndrome, luego me invitaron a tocar los del Hangar Ambulante, Javier Bátiz, Paco Gruexxo y otros”.
-¿Cómo conociste al Hangar Ambulante?
-En un evento de Paco Gruexxo... -Por cierto, este personaje me llegó a invitar a tocar, no voluntariamente, sino poniéndome una pistola en la cabeza; eso ocurrió una vez que no llegaron sus músicos al “Antonio Caso”.
De hecho, cuando algún grupo fallaba en éste lugar o en el “Cinco de Mayo”, Vuelo Libre siempre estaba como emergente.
-¿Cómo sucedió?
-Pues como no llegaban sus músicos, sacó la pistola y ¡regrésense cabrones!, acompáñenme que no tengo grupo... Y él anunciaba tranquilamente: -Gracias a mis amigos del Vuelo Libre, que quieren acompañarme esta noche... Pero era a fuerzas.
-¿Qué sentías?
-¡Nada!, estaba contento porque me iba a ganar una lanita.
-¿Cómo te llevas con Paco Gruexxo?.
-Bien, pero cuando le menciono esto, dice que no se acuerda.
-¿Y cómo conociste a Bátiz?
-En la tocada que me conseguiste en el “Mario Moreno”, cuan-do yo iba bajando me apuntó su teléfono en un papelito y me dijo: -Háblame, me gustó tu estilo de tocar. Le hablé al día siguiente, era lunes, al otro día fui a su casa, vivía en la Condesa, por un casete con el material que estaba interpretando en ese tiempo y, el viernes tocamos con él en el Teatro del Congreso del Trabajo; allí alterna-mos con Baby Bátiz y con Norma Valdez.
“Estuvimos como medio año tocando con Javier Bátiz, hasta que un día se enojó y nos mandó a la guerra... Con Vuelo Libre duramos como ocho años. Hasta que mi compadre Alex Rosas (él es padrino de bautizo de Juan Hdez, el “Zorrillo”), me quitó el nombre del grupo porque él lo iba a usar”.
-¿Cómo estuvo la onda con el Síndrome?
-Fue por mi compadre Víctor Beristáin, que había tocado el bajo con Rebel´d Punk, me invitó a participar en un grupo versátil llamado “Blanco y Negro”, sólo toqué una vez con ellos, enfrente de la Sria. de Gobernación en la campaña de López Portillo.
Luego me invitó a formar un grupo de punk que era lo que estaba de moda, y además había una feria... Cuando vino la crisis económica por la devaluación, bajaron un resto las tocadas así que me metí a trabajar de albañil en un hospital y hasta allá me iba a ver el “Loco” Beristáin: -Qué pasó ¿cuándo vamos a hacer el grupo punk?., y por fin me convenció... El Síndrome original lo integraron: Dan Caries como cantante, el “Loco” Beristáin en el bajo, Paco-Paco en la batería y yo en la guitarra., entonces mi compadre Amaya al ver el éxito se pegaba con nosotros y empezó a ser el manager, aunque la verdad él se quedaba con la feria... Pasó mu-cho tiempo para que fuera el cantante.
-¿Conocías a Javier Baviera?
-No, en ese entonces me decían que se había ido al gabacho, yo lo conocí hasta que tu lo llevaste a palomear un día al teatro Rafael Solana.
-¿Y cuándo sacaste tu disco sencillo con Vuelo Libre?
-Eso fue por el 84 o el 85, Alex Rosas pagó la producción y lo grabamos con Chucho Champi; el disquito tiene la primera ver-sión de “La tormenta”, la otra pieza se llama “Desorden público”.
-¿Quién tocó ahí?
-El “Loco”, tocó el bajo, el “Boogie”(hermano de Alex Rosas), la batería y yo, la guitarra, ya ni me acuerdo de ese disco.
-¿Ya conocías al Sr. Huerta, el promotor de rock?
-Lo conocí como por el 86, él me fue a ver a la casa para que tocara con los Rockers, un grupo prefabricado que formó para sus dos hijos... El Sr. Huerta ayudó mucho al rock del norte de la ciudad, gastó mucho en su proyecto, hasta les grabó un disco sencillo a sus vástagos; pero finalmente fracasó.
Claro que a mí me convenía porque tenía más trabajo; tocaba con el Síndrome, con los Rockers y con el Vuelo Libre.
Después, tuve la oportunidad de tocar con el Three Souls, cuando
se separaron Alejandro Lora y Charly Hauptvogel, este último se quedó con el nombre porque lo tenía registrado.
En esa alineación estuvimos: Charly en la batería, armónica y voz “El Oso” Milchorena en el bajo, Alex Puente (q.e.p.d) en los tecla-dos y yo en la guitarra, armónica y voz.
Grabamos un disco para la marca Peerless titulado:“Fuimos, so-mos y seremos”, eso fue por el 87... Tocamos algunos meses pero yo quería tener otra vez mi propio grupo, así qué, formé la Banda de Blues con: Arturo Medina al bajo, José Luis “Boogie” Rosas, en la batería, Víctor Camacho en la armónica y yo en la guitarra y voz... Lo demás es historia por ti muy bien conocida”...
Y es cierto, otra vez por iniciativa de Rogelio “Calzón de indio”
me involucré en la producción del primer disco oficial indepen-diente de “Juan Hernández y su Banda de Blues”. Para el proyecto formé una especie de cooperativa, en el estudio metí mano en toda la grabación, escribí la letra del tema principal que dio nombre al disco: “Vuela Libre”, toqué una pequeña introducción de armónica en “La soledad” y diseñé y dibujé los sellos interiores del acetato, la portada y contraportada.
Este trabajo lo realizamos en los Estudios Enegrab bajo la supervisión del ingeniero Jesús “Champi” Núñez., y apareció bajo el sello de “Meche´s Records”.
El disco se presentó el jueves 29 de octubre de 1987, en el Museo Universitario del Chopo, ante un lleno total que avaló el rotundo éxito... A partir de ahí, Juan Hernández se encaminó en una de las rutas rockanbluseras más sólidas del rock nacional.
Qué más puedo decir de “Mister Blues”, que ha dado vida a mis letras: “Vuela Libre”, “Mujer Aguila”, “El estrella pop”, “La cruda que sigue”, “Como aguja en un pajar”, “San Felipe es punk”, “Es delito ser punk”, etc., y que me ha permitido compartir tantas veces con él, el escenario, razón por la cual he sentido y conocido más de cerca al rock marginal de nuestra urbe.
Quizás todo lo anterior, se pueda resumir en párrafos que escribí especialmente para algunos discos de su vasta producción.
...“Han pasado tantos años, que he perdido la cuenta, empero ya
son largos catorce años de andar rodando y cayendo en el camino del buen Blues, a tal grado que, Juan Hernández se ha institucionalizado como guitarrista y cantante, dentro del rock nacional.
Desarrollando en todo este tiempo, su viejo deseo de amalgamar las blue notes diatónicas en un Rockanblues orgulloso de su mestizaje, y recuperar inconscientemente algo de la identidad dolorosamente perdida.
¿Acaso el sufrimiento humano es un estado de Blues?; sí porque lleva mucho dolor
Obviamente que la Banda de Blues ha tenido altibajos, y bueno, solamente un músico errante de rock sabe del sufrimiento y la satisfacción arriba del escenario. Que la paga sea mala, que el sonido te falle, que se suspenda la “tocada”, en fin los típicos vicios del rock nacional. Mas que importa, si el aplauso de la “banda” siempre está presente, para una organización de blueseros siempre cambiante, acorde a los tiempos y a las circunstancias y que, también ha servido de crisol para la integración de otros grupos de blues y rock...Y como dice su grito de guerra...¡la Banda está presente!”.
Escribió: Merced Belen Valdez Cruz.
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